El corazón de Jessica Domínguez López, una joven madre de familia, se convirtió en un monumento al amor incondicional cuando hombres armados prendieeon fuego a un camión. Jessica y su hijo de 11 años se vieron atrapados por el fuego voraz, sin escapatoria a la vista.
Jessica tomó una decisión desgarradora pero heroica: lanzar a su hijo a través de una ventana para asegurar su vida.
En ese acto Jessica demostró que el amor de una madre no conoce límites, ni siquiera los confines de la vida misma.
Aunque su cuerpo fue consumido por el fuego, el legado de Jessica perdura en el corazón de quienes la conocieron y en la eterna gratitud de su hijo, ahora recuperándose junto a sus seres queridos en su hogar en el ejido Libertad cuarta sección de Cunduacán, de donde provenían.